Monumentos

Seguimos con los artículos

escritos por Josemari Esparza Zabalegi

que tuve el honor de ilustrar.

Eskerrik asko, JM!

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Estos meses sigue recorriendo Navarra la exposición Pacto y Libertad, sobre el Centenario del Monumento a los Fueros. Exposición tramposa y manipuladora: al final pretende vendernos la consabida mercancía navarrera oficial, que tiene poco que ver con el espíritu y el ambiente que vivía Navarra en 1893. Hoy –dicen– los Fueros están en auge, todos los navarros los queremos y nos confieren “el derecho a decidir sobre todo que les afecta directamente”, salva sea la unidad constitucional española, se entiende. El Amejoramiento es la plasmación actualizada de nuestra antigua libertad y fuera de eso, se deduce, no hay más que cuatro vascos que quieren arrebatarnos la historia, los fueros y las setas. Yo estoy convencido que el naburrismo oficial llevaba tiempo sin poder encajar el Monumento y, al no poder derribarlo, ha optado por integrarlo, tomando el nabo por las hojas más proclives y santas pascuas.

Por medio de la Exposición y derrochando papel couché, el Gobierno de Miguel Sanz se nos presenta como el continuador natural de aquella Diputación que protagonizó la Gamazada. Empero, aquellos diputados fueran carlistas, integristas, liberales o conservadores, se proclamaban hijos de un pueblo éuskaro común y defendían la relación cultural o política con el resto de las provincias vascas. Baste leer lo que el Diario de Navarra decía sobre aquella Diputación a la muerte del diputado Ricardo Gastón, (Lodosa 1862-1912), porque “como buenos navarros” debía rendirse “tributo de cariño y admiración a aquel benemérito diputado foral que con los Eseverri, los Elorz, los Yanguas, los Errea, los Gaztelu y los Arraiza, otros hijos beneméritos de Navarra, supieron defender con tesón y energía propia de la raza vasca, los derechos de Navarra, cuando un mal aconsejado ministro intentó arrebatarnos nuestros venerandos Fueros”. Y en las Cortes españolas, el representante de Navarra afirmaba en 1893:

“Aquí estamos los diputados navarros cumpliendo la misión tradicional de nuestra raza, que tanto en la Historia antigua como en la moderna se expresa con el vocablo «Resistir». Aquí estamos asumiendo un capítulo nuevo de la Historia que nos muestra a los vascones defendiendo su territorio, su casa, su hogar, sus costumbres, su idioma, sus creencias…” .

¿Tiene algo que ver este lenguaje con el que el Diario o nuestros políticos utilizan hoy día?

La Exposición no explica por qué dos de las cinco placas del Monumento están redactadas en vascuence y contienen afirmaciones tan rotundas como “nosotros, los vascos de hoy…”. Todos los protagonistas que cita la Exposición –Gervasio Etayo, Friaco Iraizoz, Hermilio de Olóriz, Campión, Fermín Iñarra, Estanislao Aranzadi…– era apasionados cantores de un País Vasco hermanado desde el Roncal a las Encartaciones. ¿Por qué la exposición sustrae de su ideario toda la relación con el Laurak Bat?¿Por qué no se dice que el Himno de la Gamazada, repetido hasta la saciedad por el Orfeón pamplonés, las bandas de música; los paloteadores riberos, las cuadrillas sanfermineras, las autoridades y el paisanaje en general fue el Gernikako Arbola?

Está claro: porque si explicas cómo fue el ayer, no se entiende cómo es el hoy. Y a la perdiz, mejor tenerla mareada.

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