escritos por Josemari Esparza Zabalegi
que tuve el honor de ilustrar.
Eskerrik asko, JM!
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Benito Lertxundi quedó impresionado con el olvido del valle de Orba, y le dedicó una de sus canciones más emblemáticas. Todo el valle es un museo al declive, un paradigma de la historia de Navarra. Los pueblos que levantaron esas pequeñas joyas góticas en Etxano, Katarain o Eristain, o que en el siglo XIX hicieron popular el dicho “Si la Baldorba está en paz, Navarra está en paz”, han visto emigrar a la mayoría de sus hijos, caer sus casas y quedarse en el último vagón del desarrollo navarro.
Baldorba se agotó en las guerras del XIX, porque sabía que el fin del régimen foral y la llegada del liberalismo iba a suponer su derrumbe como sociedad, humilde pero equilibrada gracias a unas prácticas comunalistas que se perdían, como su lengua, en la noche del los tiempos. Y acertaron; la Baldorba, como su vecino valle de la Bizkaia, vieron un declive apenas contenido últimamente por el auge de las comunicaciones y las segundas viviendas.
Pocos lugares en Euskal Herria más vascos que el de Orba, bisagra entre el saltus y el ager vasconum. Toda su toponimia, apellidos, léxico residual y nombres de las casas, muestran el vascuence que se habló en esta comarca tafallesa. Basta repasar los nombres de las antiguas casas de Etxague: Burutxuri, Ezkonberriarena, Gorrizena, Najurietarena, Oserena, Santxorena, Sebastiarena…
Euskaldunas los ricos y los pobres, hasta ayer mismo. En 1549, marchó a Brasil Juan de Azpilkueta, sobrino de Francisco Xabier y nativo de Amunarrizketa. Aprendió pronto la lengua de los indígenas “porque esta lengua se parece mucho a la vizcaina”, que era la suya. Cuatro siglos más tarde, encontramos en una casa del lugar el devocionario en euskera de Kardaberaz, editado en 1864.
La coletilla “se les explicó en su propia lengua para que entendiesen”, ¿cuántas veces aparece en los libros de los eclesiásticos que visitaban los pueblos? “Mandamos al abad del dicho lugar que todos los domingos declare el santo Evangelio a sus feligreses en su lengua bascongada” leemos repetidamente. Estaba bien avanzado el siglo XVIII cuando a Pueyo seguían llevando párrocos euskaldunes. En 1789 los vecinos de Mendibil protestan porque quieren que el cura hable bascuence, “por usarse comúnmente en dicho pueblo”. Al final, consiguieron uno de 24 años, que acreditó saber bien el vascuence “por el uso continuo que hace del mismo en su pueblo nativo”. Era de Garinoain.
No es que preferían el vascuence; es que no sabían otra lengua. De ahí los problemas de los notarios buscando traductores, por las “muchas personas que no saben ni entienden mas que el idioma Basquence”. Lo había dejado escrito el Abad de Barasoain en la dedicatoria de su Nobiliario de 1714: “La Valdorba, donde sus hijos conversan la nativa lengua del Basquence”.
En 1863 Bonaparte reconoció a Unzué y la mayor parte del valle como vascongado “Vous avez parfaitement raison quand vous dites qu´a Barasoain et a Unzue on ne parle pas Basque…” Al editar su Gramática en 1884, Arturo Campión afirma que todavía quedan euskaldunes en Amunarrizketa, Artariain, Unzue, Orizin, Barasoain, Garinoain, Oloriz, Orisoain, Iriberri, Iratxeta y Olleta. Era ayer mismo.
La derrota del valle fue total, pues le quitaron hasta ese alma de los pueblos que es su lengua. Y lo siguen haciendo: la ley del Vascuence impide a sus habitantes recuperarla. Lo canta Benito: “Esazu nor zen bidetik baztertu zintuen madarikatua”.
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Letra baina, Juan Antonio Urbeltz-ena da.
ErantzunEzabatuHaber aritz tu piensas antes de escribir?
EzabatuDe verdad eres tan t*nt* para no buscar de quien es la jodida letra?
No tienes ni p**a idea inculto.
No te ofendas es todo una broma entre amigos en un trabajo de euskera
Hara, ba nik ez neukan ideiarik. Eskertzen dira horrelako akotazioak.
ErantzunEzabatuMuchas gracia señor Baldorba es un placer haberle conocido he sacado un diez gracias a usted
ErantzunEzabatu