Zaldi Eroa me comentaba una vez que le encantan los bocetos –en general– y que le gustaba cotillear los rayajos que otros suelen hacer. Ya sabéis, ésos con los que emborronamos cualquier papel mientras hablamos por teléfono. Pues de ésos precisamente no tengo ninguno ahora mismo, pero sí os quería enseñar otros garabatos.
En otra ocasión mostraba aquí mismo las ilustraciones que hice para El hilo de Ariadna. Ahora os traigo los rayajos que dieron origen a aquellos dibujos. Observaréis que no hay diferencias sustanciales –la idea era rematar el trabajo sin alejarme demasiado del primer boceto–, pero para ejemplo cumplen sobradamente su función.
En otra ocasión mostraba aquí mismo las ilustraciones que hice para El hilo de Ariadna. Ahora os traigo los rayajos que dieron origen a aquellos dibujos. Observaréis que no hay diferencias sustanciales –la idea era rematar el trabajo sin alejarme demasiado del primer boceto–, pero para ejemplo cumplen sobradamente su función.