escritos por Josemari Esparza Zabalegi
que tuve el honor de ilustrar.
Eskerrik asko, JM!
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Debemos desconfiar siempre de cuanto nos predican desde arriba, sobre todo si se trata de los símbolos de una identidad tan cuestionada como la navarra. Y Raimundo Lanas, el Ruiseñor Navarro, es un símbolo. El dios de la Jota. Esa jota que lo es todo para quienes sólo reconocen esa expresión del folclore navarro, y que para otros en cambio es sólo una parte más, querida como todas, aunque no sea ni la más rica, ni la más añeja. Yo ya desconfiaba de Valeriano Ordóñez, el santón de la jota, cuando escribía que
“las alpargatas blancas con cintas rojas, el pantalón blanco, una faja roja, la camisa blanca, un pañuelo encarnado al cuello en forma de bandolera y una boina roja de amplio vuelo colocada con cierto aire de orgullo… Esta es la indumentaria que a los escenarios saca Raimundo Lanas”.Y de hecho, con esa indumentaria aparece en su fotografía más conocida. Sin embargo, algo no casaba. No podía ser que Raimundo cantara con boina roja en tiempos de la República, entreverado con sus muchos amigos de las Casas del Pueblo y centros republicanos.