escritos por Josemari Esparza Zabalegi
que tuve el honor de ilustrar.
Eskerrik asko, JM!
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Una vez, en Buenos Aires, ví a la entrada del Centro Vasco o Laurak Bat el cartel de un hospital, pidiendo con urgencia sangre con Rh negativo. Años más tarde, vi la misma demanda en el Centro Vasco de Santiago de Chile. “Vaya –pensé– resulta que el famoso RH de los vascos sirve para algo”.
He recordado estos días el tema, con motivo de la presencia en mi pueblo de un equipo médico realizando un estudio sanguíneo a indígenas del triángulo Tafalla-Lizarra-Iruña, por encargo del Centro Nacional de la Investigación Científica de Francia, especialmente interesados en investigar las poblaciones de los Pirineos Occidentales. Hoy día, con los mapas europeos del ADN y su relación con otras ciencias, como la lingüística, se puede ir confeccionando el pasado de Europa previo a las invasiones indoeuropeas. Y más todavía, crecen las investigaciones de prestigio internacional que afirman que los vascones somos los restos de un pueblo anterior que se extendió por todo el continente. Por la Cuenca, la Valdorba o val de Yerri, Europa busca a sus abuelos.