Las previsiones para el curso 2003-2004 no eran muy halagüeñas. Si bien la crisis no se preveía a los niveles que hoy conocemos y padecemos, en lo tocante al sector educativo –al menos, foralmente hablando– aparecían sombras que amenazaban el futuro inmediato del Taller de Teatro con el que vengo colaborando desde hace años.
Como la disposición de la administración navarra hacia el mismo no era la más positiva, precisamente en su 25 aniversario, y como su director Ignacio Aranguren ni tiene pelos en la lengua, ni un pelo de tonto, llevó al escenario un entretenimiento de Carlos Arniches lleno de intencionalidad: Los caciques. De modo que quien quiso entender, tuvo su oportunidad.
Por desgracia, la vigencia del tema es continua en el suelo que pisamos.
A mí, como en anteriores montajes,
me correspondió diseñar el cartel y el programa de mano. Si bien en el
caso del programa tuve como material de base las espectaculares fotos de
Adolfo Lacunza, para el cartel opté por una imagen mucho más sencilla y directa. Sí, a lo Saul Bass. O eso pretendía.
Iruzkinak. Bota hemen zurea:
0 iruzkin. Gehitu zurea:
Argitaratu iruzkina