Gracias a Patxi Irurzun he sabido de esta historia.
El músico escoge un lugar en la estación de metro, saca su violín y comienza a ejecutar unas preciosas y difíciles piezas de Bach. Durante los 45 minutos que dura su actuación más de mil personas pasan ante él. Es hora punta para acudir al trabajo y la gente camina deprisa y apurada.
Hay quien se detiene unos instantes; los más pasan sin hacer caso por miedo a perder el tren. Alguno incluso le da algo de dinero, de modo que en los tres cuartos de hora reúne 32 dólares.
Sin aplausos, Joshua Bell guarda su violín de 3,5 millones de dólares y da por finalizada su actuación. El famoso violinista ofreció un concierto un par de días antes por el que se pagó de media 100 dólares por entrada.
Hace 5 años, en abril de 2007, The Washington Post realizó este experimento en el metro. ¿Somos capaces de valorar la belleza en un lugar imprevisto y a una hora inesperada? ¿Estamos preparados para reconocer el talento cuando se nos presenta? ¿Cuántas cosas nos estamos perdiendo, aquí y ahora?
Hay quien se detiene unos instantes; los más pasan sin hacer caso por miedo a perder el tren. Alguno incluso le da algo de dinero, de modo que en los tres cuartos de hora reúne 32 dólares.
Sin aplausos, Joshua Bell guarda su violín de 3,5 millones de dólares y da por finalizada su actuación. El famoso violinista ofreció un concierto un par de días antes por el que se pagó de media 100 dólares por entrada.
Hace 5 años, en abril de 2007, The Washington Post realizó este experimento en el metro. ¿Somos capaces de valorar la belleza en un lugar imprevisto y a una hora inesperada? ¿Estamos preparados para reconocer el talento cuando se nos presenta? ¿Cuántas cosas nos estamos perdiendo, aquí y ahora?
El próximo martes, 28 de febrero, Joshua Bell actuará en Donostia.
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