Oskar Alegria nunca trabajó en un programa de televisión sobre el mundo agrícola, porque no tenía huerta. Eso no le impidió aprender los secretos de la danza para invocar la lluvia horizontal. Oskar es un tipo sorprendente y divertido. Puede provocar dolores de mandíbula sin mayor esfuerzo y sin pretender aparentar una gracia impostada. Le sale así. Y está claro que, lo mismo que le sale tener gracia –que no es lo mismo que ser un gracioso–, le sale tener una visión sensible a un mundo que resulta invisible para el común de los paseantes.
Esa visión tan especial ya la mostró en sus ciudades visibles, por ejemplo. Y ahora lo vuelve a hacer, cuando nos conduce hasta la casa Emak Bakia en un documental del que, quienes lo han visto, cantan maravillas. La casa Emak Bakia es una historia de misterios reales, en la que los pasos de Oskar siguen los de Man Ray. Mientras esperamos a su estreno en septiembre podemos ver el trailer que Alegria nos ha brindado para abrir boca.
“He aquí una película que le hubiera encantando a Man Ray” (Víctor Erice, director de cine)
“Maravillosa, en todos los sentidos” (Chris Fujiwara, editor de Undercurrent)
“Cine inteligente y honesto: el camino se impone a la meta” (Corneliu Porumboiu, Caméra d'Or Cannes 2006)
“Una gran película, que escapa a toda categoría fílmica, como un objeto rizomático” (Jean-Michel Bouhours, experto en cine vanguardista Centre Pompidou)
“Una reflexión emocionante, hecha en cine, sobre el paso del tiempo” (Eric Pauwels, mention spéciale Cinéma du Réel 2010)
Como el propio Alegria se ha encargado de explicar, Emak Bakia es el nombre de un cinepoema rodado por Man Ray en la costa vasca que toma su nombre de la casa donde el artista estuvo alojado. El documental de Oskar Alegria recoge años de busqueda tras dicha casa.
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