Gracias a Patxi Irurzun he sabido de esta historia.
El músico escoge un lugar en la estación de metro, saca su violín y comienza a ejecutar unas preciosas y difíciles piezas de Bach. Durante los 45 minutos que dura su actuación más de mil personas pasan ante él. Es hora punta para acudir al trabajo y la gente camina deprisa y apurada.