El bluff de los #rojosdebote

Me dejé llevar por el entusiasmo al ver el discurso de Beatriz Talegón. Reenvié y difundí aquel vídeo, como otra mucha gente. Sin embargo, algo pasaba con todo aquello, porque no aguantaba un segundo visionado. Faltaba la guinda, el carnet del partido en la cara de todos aquellos mandamases y un sonoro "que os den pomada".

El tiempo ha dado peso a la teoría conspirativa de que todo ello, en realidad, obedece a una campaña de maquillaje para tratar de devolver una cierta referencialidad a un socialismo ajado y muy venido a menos. La conspiración se difumina como humo y nos deja el convencimiento de que es mucho más real, incluso, de lo que podríamos suponer en un principio.

La gira por platós y la omnipresencia de Beatriz Talegón en prensa y redes sociales no hacen sino afianzar la teoría de que sus dirigentes no sólo no están molestos con su discurso, sino que, como en el caso de Patxi López, lo hacen suyo, en un ejercicio de cinismo y populismo sin límite. Credibilidad, cero.

Cansado ya de esa casta de buhoneros del ideal de justicia social, de vendedores de un capitalismo salvaje disfrazado de socialismo pragmático, de quienes presumen de rojos –que siempre es mejor que presumir de conservadores nacionalcatólicos– apelando al recuerdo de familiares (lejanos antepasados, en su memoria de pez) que lucharon y murieron defendieron un ideal, recuperé el concepto de los rojos de bote, que usábamos entre risas para etiquetar definitivamente a estos especímenes.

En los últimos años han hecho ver muchas veces que despiertan de un letargo de décadas. Si de verdad hubieran despertado, no andarían todavía en pijama, y si de verdad hubieran entendido y escuchado el clamor de la calle, habrían dado ya un volantazo para reconducir su discurso, pero sobre todo, su forma de hacer. O de deshacer el resultado de su incompetencia y su desvergüenza, que no sé qué es peor.

Hoy veo que el fotomontaje que hice ha dado muchas vueltas por la red. Me alegro. Pero téngase en cuenta que el rostro de Beatriz Talegón aparece en él por casualidad, por pura contemporización. Porque ha habido otros señores antes que ella, y es seguro que otros vendrán después. España está llena de rojos de bote que por un puñado de votos olvidan esos principios tan débilmente asentados en sus idearios.

Sólo espero que si un día las calle de España despiertan de verdad, los españoles nos pongan las cosas más fáciles a quienes llevamos décadas o siglos queriendo hacerlas de otra forma y por nuestra cuenta. Tampoco lo creo, pero eso da para otro debate.

"Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".

Groucho Marx

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